jueves, 23 de junio de 2022

Día #7: Himare - Gjipe Beach - Vune

Desayuno con vistas… ¿a que sí, Max?

Desde Himarë Playa, a unos 2 km. subiendo la montaña, está
Himare pueblo. Hemos paseado por las ruinas de una vieja ciudadela con castillo y desde la que se aprecian las siluetas de las islas Jónicas al norte ya de Corfú. 








Es un pequeño laberinto de casuchas en ruinas, algunas aún habitadas, que merece una visita por su insólito ambiente. La antigua iglesia todavía sigue en pie. Y nos ha sorprendido. 





Desde aquí nos hemos dirigido (siempre por la serpenteante SH8) a nuestro primer destino playero del día, una de las joyas de Albania: Gjipe Beach. Pero como decía Lydia en Fama ‘buscáis la fama, pero la fama cuesta’. Pues con esta playa pasa lo mismo. Tras dejar el coche en un aparcamiento oficioso, hay que bajar por un camino lleno de rocas, tierra roja, surcos, baches, bunkers… que nos ha llevado unos 30’.







Y es que se trata de una playa escondida entre los acantilados de un cañón, a la que solo se llega descendiendo por la montaña o en barco. Al igual que las playas de estos días, tiene un mar cristalino que combina diferentes colores. Las aguas son muy tranquilas. Es como estar en una piscina natural.








La peculiaridad de esta playa reside en que se trata de un abrupto cañón con paredes verticales muy altas y erosionadas, lleno de vegetación, que desemboca sobre el mar. Un lugar de ensueño. El ambiente de la playa es bastante alternativo y hippie. Suele estar frecuentada por gente joven a la que no le importa tener que caminar 30’ por una pista pedregosa.



Tras pasar medio día a la bartola, nos hemos dirigido a otro spot playero, digno de mención. Se trata de la playa de Aquarium, justo al lado de Jale beach. Un auténtico remanso de paz en un entorno de nuevo privilegiado, casi escondido, y que nos permite decir adiós a estas playas con un extraordinario sabor de boca.




Camino del alojamiento, hemos parado a pasear por VUNE un pueblecito situado en la montaña, en mitad de la nada. Este pueblo de interior se ha librado de todos los turistas y tiene mucho encanto con todas sus calles empedradas y sus casas dispuestas en la ladera mirando todas al mar. 




Nos ha parecido una buena opción una cena temprana aquí, rodeados de parroquianos para degustar platos locales de sencilla elaboración pero muy ricos. Un acierto. 



Y decimos adiós a Himare probando de nuevo un trilece que tanto nos gustó ayer. Habrá que decirles a los de la pastelería Jardines del Casco Viejo bilbaíno que lo incluyan en su recetario. 

Os seguiremos informando.

3 comentarios:

  1. Hola chicos,
    y cómo llegan y permiten meter todoterrenos en esa preciosa playa "hippy"?.
    Las calas preciosas , pero tanto guijarro..
    Trilece?? por su nombre puede ser una especie de flan de tres leches?
    Besitos

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  2. A mi también me ha sorprendido: una playa escondida en un cañón, que tienes que andar 30 mins y cuando llegas te encuentras con hamacas y sombrillas??? 🤔

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    1. Estos albanés están son así. No entienden una playa sin estas ¿comodidades?

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